sábado, junio 17, 2006

Listas

Hay gente que es muy de listas y de relistas, de lo mejor de lo mejor de tal, lo peor de otro cual… No es que vaya a hacer un post de alabanza o de crítica destroyer, que podría hacer ambos si me lo propusiera, hay tontolainas que hacen odiar el concepto listas y gente maravillosa que da sentido de nuevo a la palabra. Hoy voy a comunicar el inicio de mi primera lista de cosas que no son la compra.

Hay que decir antes que, bueno, yo soy de esa gente que siempre empieza cosas y no las termina. A cualquier lector medianamente asiduo (si es que se pudiera aplicar asiduidad a leer un post que consigo parir cada tres años) esto le resultara familiar, por lo que he comentado en los paréntesis de la línea de arriba. Des de luego hago unas frases rarísimas cuando intento escribir como si me lo currase. Qué satisfacción es siempre pensar eso de que “soy de ciencias”. Pero vamos, que quizás sea una lista de un elemento solamente, peeeero, creo que incluso así tiene razón de ser.

Bueno, mi lista, atención, es de escenas memorables de la historia del cine. Como soy humilde, y ya se que una lista así existirá en muchos blogs de gafopastosos, que tendrán intención real de hacer una lista de escenas memorables de la historia del cine, con argumentación técnica, filosófica y ética seguramente, esta lista será abiertamente personal, la lista de mis escenas memorables basada en mis argumentos, que en general, son las risas que me he echado durante el visionado de las mismas. Para que les cuenten lo magistral que es el plano del directorcillo de moda ya hay otra gente que sabe de verdad de que habla.

La peli es Thumbsucker, que he ido a ver esta tarde con mi Chico de los Rizos, Chin y NK, en unos cines de estos en VOS, de ir con una ceja levantada y decir ejem ejem. Chin y yo hacemos cualquier cosa en un cine, menos ejem ejem, porque la peli esta repleta de chistecillos mas o menos currados. La recomiendo encarecidamente, no solo por los chistecillos, si no por una particular visión de lo que es medicar a los críos con drogaína de la buena, la vida en familia, y demás cositas de las personas en general, ya que termina con una moralina que es tal y sin ser demasiado rabiosa (ya se sabe que da mucha rabia cuando una peli ves un momento de esos de, aquí te digo yo lo que tienes que aprender con mi flín, y se caga la burra).

(atención, spoileer)

El dentista new age del chaval, Keanu Reeves, un tipo que tiene bonsais en la consulta, corre en carreras del pueblo y ejerce de asesor psicológico casi más que de ortodoncista, para quitarle su manía de chuparse el dedo, intenta la hipnosis. No sólo consigue que el chaval encuentre a su animal del poder, si no que encima el pulgar le sabe a partir de entonces a equinácea, cosa que termina minando los nervios del desgraciaillo, que no puede seguir adelante con su particular vicio. Llama al dentista para echarse atrás con la “terapia” y éste le dice que aguante, y que llame a su animal del poder. Y el chaval, harto, decide vengarse.




Suben el prota y su hermano pequeño, una cuesta, en un bosque, hacia un gentío, con unos carteles. Tienen una pequeña discusión sobre si lo hacen o no, y al final terminan cruzando el gentío para ir a parar a la carretera, donde tiene lugar una carrera de bicicletas. En cuanto se acerca Keanu, pedaleando, los chavales levantan los carteles, y atención, son unas enormes fotos de lobos (el animal del poder de Keanu) tachados con pintura roja, así a brocha gorda. Pero no es una psicofalta normal, no es que Keanu, ante la atrocidad que es que tachen su animal del poder (que se supone que es secreto pero que adivinan cual es porque tiene la consulta llena de posters), se caiga. NO. Es que los chavales se colocan delante de él y prácticamente lo aporrean con los carteles, hasta que se sale de la carretera y se pega el ostión padre.

sábado, junio 10, 2006

El origen de las palabras

El lenguaje se inventó como respuesta a la necesidad de referirse a los objetos sin que estos estuvieran presentes. Más o menos. Así, si tenías una piedra delante, te bastaba con señalarla o a lo sumo tirársela directo al entrecejo de tu vecino, si es que se estaba pasando de listo.

Leí por algun sitio que uno de los puntos que llevaron a diferenciar a los hombres de sus antepasados algo más animales es la capacidad de abstracción. Dar nombre a cosas que no puedes señalar, describir aquello que no puedes ver. Y eso si que realmente solo se puede hacer con lenguaje. Describir, me refiero. Transmitir es otra cosa.

Así pues, hay palabras que nacen del deseo de poder etiquetar excepcionalidades de la naturaleza y poder darlas a entender a quiénes no la experimentan en sus carnes. Pero como al crear una palabra para algo que no se puede enlatar, puede cambiar el significado que tenga para cada emisor y receptor, y de ahí la pega o la preciosidad de la comunicación: hacer que unos y otros tengamos que entender qué significan ciertas cosas para cada uno.

Algun día, pues, alguien tuvo que inventar la palabra ángel, englosando varios conceptos que él sabría. Y a partir de ahí cada cual le ha dado significados varios. Como no soy filologa y no tengo la menor intención de pararme a estudiarlo, me quedaré en que no tengo ni idea de si la primera mención a los ángeles fue o no en la biblia, pero es que me da la sensación de que no… Y si fue así, tampoco creo que de repente alguien tuviera la feliz idea de inventarse unos seres en nada parecidos a los que le rodeaban, no. Los ángeles existen y viven entre nosotros.

Nunca me había parado a pensar especialmente en la palabra, hasta hace un año, casi, cuando vi de repente justificada la existencia del término, pues no se me ocurre nada tan grande como para catalogar a una persona como era Marta.

Ya se sabe que muertos todos somos grandes personas, sin mal alguno, todo virtudes. Pero de ella se puede decir que ya en vida se le atribuía toda la bondad atribuíble. Quizás su discapacidad la había hecho desarrollarse incosnciente y ajena a la malicia de un mundo lleno de mierda, pero con la que le había llegado a salpicar, tampoco hubiera sorprendido que hubiera sido una pesada y quejica del copón. Pero no. Amor incondicional y paciencia sincera, eso era Marta. Un ángel que nos acompañó veinte años, que se han hecho cortos, sin que ello signifique que no estuvieran aprovechados.

Se fue dejando atrás una marca en todos los que la conocieron, no una marca muy escandalosa, o espectacular, no, algo discreto que mientras vivió no terminamos de percibir, pero que ahora es profunda y duradera. Todos echamos de menos sus abrazos. Y jugar con ella a Barbies también, qué coño.

(…y será que tengo una epoca pachanga, pero no me sale lyric más adecuado para la ocasión...)