domingo, octubre 29, 2006

Muse

Hay días que nunca querrías que terminasen. Hoy casi lo lograremos: conseguiremos que dure una hora más, dentro de un rato saltaremos hacia atrás, y será de repente un poco antes, y podremos rehacer la hora.

Siempre que cambian la hora me acuerdo de bonito espisodio de Las aventuras de Pete&Pete, que decían que el cambio horario era un viaje temporal. Tengo la ligera sensación de haber mencionado esto alguna otra vez.

Ahora tengo pitidos en los oídos, poco sueño, y peso algunos litros menos (que recuperaré a trago de agua claro está). Hace nada, estaba en el Pavelló Olímpic de Badalona, saltando, gritando, empujando, sonríendo, saltando más, temblando, recibiendo más empujones, abrazándome al Chico de los Rizos, sonriendo todavía mas, cantando, empujando a un mod que se parecía a Chase de House, cantando a gritos, flipando con el repertorio... vamos, pasándomelo pipa. En el concierto de Muse.

Ha sido brutal, la verdad es que no tengo demasiadas palabras. Suenan en directo de maravilla, han escojido lo bueno y mejorcito que tenian de temas viejunos (he echado de menos Showbiz, pero en los bises han colado Muscle Museum!) junto lo mas resultón del disco nuevo, y han dejado a todos pasmados con el escenario, que por momentos parecía un cielo estrellado, y a otros era la pantalla para proyectar imagenes del mismo concierto o paranoias varias (como un video de unos robots).

Quizás un poco de divos lo de estar bastante lejos del público (el escenario era larguito, y no se acercaban tanto como eso), pero ya se sabe, desde el chupachups que atacó a Bowie, que no hay sitios seguros en estos mundos.

Y no se que más decir. Hemos empezado en cuarta-quinta fila, a un centro-lado y hemos terminado en el centro pero de octava fila o así. La gente estaba desmadrada, unos encima de los otros. Media docena de bajas que haya contado yo (bajas de las que se tenían que llevar en volandas hasta la valla y ser rescatadas por los seguratas, mas de una inconsciente). Piques medianamente serios entre gente que se colaba, y más gente tirándose unos encima de otros Mi camiseta al salir, se podía escurrir. Se me empañaban las gafas de la humanidad que había ahí.

Pero me lo he pasado tan bien. Tanto...

Me voy a la cama, con los auriculares puestos, porque los pitidos no me van a dejar dormir, y además voy bastante animada y no tengo sueño, pero de he currar mañana y probablemente no me aguantaré.

Pero estoy tan feliz esta noche...

jueves, octubre 12, 2006

Popeye

Popeye tiene una fuerza inconmensurable gracias al poder de las espinacas, that’s a fact, y al que se le ocurra negarlo es que no ha tenido infancia (ni juventud ni madurez), dónde vamos a parar.

La discusión, pero, la podríamos tener sobre el modo en que ese vegetal de Dios le brinda la fuerza a Popeye, y en las grandes mentiras que circulan alrededor de ello. En las mentiras del marketing y en cómo nos creemos todo lo que dice la tele. En como la cultura popular se basa en unas fuentes aberrantemente débiles y poco fiables. Ay joder, ya vuelvo a dar las conclusiones antes de contar nada.

Resulta que en los X0ies, siendo X0 una decada que no conozco con exactitud, pero que viene siendo la misma en que se inventaron a Popeye, imaginense los señores que salen en el retrospecter chanante, en los X0ies decía, un periódico sensacionalista publicó unas tablas de alimentos, con sus contenidos en nutrientes y demás. En la columna del hierro, aparecía un alimento estrella, las espinacas, que contenían alrededor de diez veces el valor medio de los demás alimentos.

¡Cielos! –pensó el padre de Popye. Seguro que más de uno se sabe el nombre, pero no voy a buscarlo. Siempre quiero hacer los posts muy documentados y luego no los termino, porque habría que buscar tantas cosas.... No es imprescindible saber quién es, dejémoslo ahí.

¡Cielos! Decía que pensó el padre de Popeye. Las espinacas llevan una cantidad exagerada de hierro. El hierro es lo que le falta a la gente anémica. Luego, mucho hierro es lo contrario a la anemia, luego, el hierro da fuerza, luego, las espinacas dan mucha fuerza, luego, un superhéroe podría sacar su poder de ellas!!

El problema, el verdadero problema, es que la personita que había tipeado la tabla de marras con los índices de hierro, puso un zero de más. No. Las espinacas no tienen mucho más hierro que la mayoria de verduras. Pero ahí no termina la cosa, nooo!! Es peor, mucho peor. El hierro de los vegetales, el de las espinacas también, claro, se absorbe en una proporción ridícula, porque aparte de quedarse preso en la fibra, es Hierro III, oxidado, que no entra muy bien. Un 2% o así nos quedamos del total. Podemos aumentarlo un poco en caso de tomar mucha vitamina C después de comer espinacas, que lo reducirà a Hierro II, pero de todas maneras, no es ningún tipo de solución a la anemia. Mucho menos un factor vitalizante, porque una vez tienes el hierro que necesitas, el resto no sirve para nada. Mas hierro dudablemente equivaldrá a más Hemoglobina (la protenína que transporta el Oxígeno, que incluye el hierro, y la falta de la cual nos produce un aporte bajo de oxígeno y el cansancio propio de la anemia).

Dicho ya sea, que si nos hace falta hierro, lo mejor es la carne roja. Un buen bistele.

Otra cosa, realmente, es que Popeye tuviera un tránsito intestinal maravilloso con tanta fribra insoluble como contienen las espinacas, y bien sabido es que quién caga feliz, vive feliz, y de ahí que estuviera siempre dispuesto a salvar a la pesada de Olivia.

viernes, octubre 06, 2006

Paseos

En Sants siempre es de noche. O de día. O no es nada porque es una estación de tren subterránea. De todos modos, a pesar de la ausencia de indicadores solares para ubicarse temporalmente, siempre hay detalles en los pasajeros de los cercanías que desvelan el misterio horario, y no hablo de los relojes. Las caras de sueño de la gente, la ropa bien planchada o los bocadillos de la mañana, la tranquilidad de la media mañana, el cansancio que se desprende a última hora de la tarde, o la calma juntada con la ansia por terminar el día de la noche.

Mi hora favorita sin duda es la noche. Últimamente paso mucho por ahí viniendo de la estación anterior, alrededores de las diez y pico, o de las once alguna vez, y veo, ya sentada en mi asiento, los andenes a través de la ventanilla, como si fuera una pantalla. Cuando espero y subo al tren desde allí, no me fijo tanto, supongo.

Veo trenes parados con coches-cama, para hacer esos largos recorridos nocturnos, y gente con maletas, mochilas y bolsas, corriendo para subir, hablando con las azafatas para encontrar su sitio, gente despidiéndose, llorando o riendo, abrazados, o gente leyendo descuidadamente sentados en su trolley aguardando ese maldito talgo que va con retraso. Y alguna vez coincide que arranca un tren mientras esta mi cercanías parado ahí, y los veo irse, rumbo Valencia, o Madrid, o Port Bou.

Siempre pienso en lo mismo, en Hobbits, dispuestos a iniciar un largo camino de noche, preparándose para andar en las penumbras, con sus equipajes y sus capas de viaje, silenciosos y sonrientes, despreocupados. Un recorrido algo cansado de tanto que va a durar, pero que tiene esa paz que tienen las cosas que duran mucho, que ya sabes que por nervioso que te pongas, tendrás incluso tiempo de aburrirte de los nervios.

Y me entran ganas de tener una mochila y subirme a un tren, y hacer uno de esos trayectos largos largos, que siguen cuando ya te has despertado y ha salido el sol. Solamente por hacer el paseo y partir de noche. Para dormirme sabiendo que no estaré en casa enseguida. Para ser un poco Hobbit.