jueves, septiembre 13, 2007

Farmacia de Guardia

Feliz año nuevo!!!

No volveré a argumentar lo de que el año empieza ahora, ni haré una lista de buenos propósitos. La tengo eh, pero paso de publicarla para que luego nadie me humille públicamente por no cumplirlos.

En su lugar, algo que escribí el otro día, que me voy a limpiar la bici a ver si la saco de nuevo del parking (mierda, al final he revelado un buen propósito).

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La semana pasada estuve de noches en la farmacia. Yonkis y bobos gentiles aparte (bobo gentil es una denominación que ha inventado José Daniel para los tipos garrulos que vienen a buscar las anticonceptivas de sus novias mientras éstas esperan en el coche con cara de mala leche; normalmente tienen problemas para decir correctamente el nombre de las pastillas y suelen ser bastante graciosos), tuvo lugar una buena anécdota.

Eran las cuatro de la madrugada, yo estaba ya casi terminando las tareas de rutina (ese día me costó lo suyo falsificar una receta porque era un bolígrafo muy grueso y no lo daba por encontrado) y de repente picaron al timbre. Al salir y asomarme por la ventanita vi al señor, pongámos un nombre, Manuel, y su señora Isabel. Son de esos clientes viejunos de quienes más te vale recordar el apellido para buscar la ficha, porque les ofende profundamente sentirse como extraños en Su farmacia. Hola que tal, blabla, venimos del hospital, ha estado esta tarde ingresada la Isabel, blabla, sabes que ha pasado niña? que ha salido con las vías puestas! jajaja!

Si, llevaba dos vías, una en cada brazo, clavaditas ahí y con sus esparadrapos de aguantar.

Jajaja, que despiste, a ver si nos ayudas, que el Manolo le da yuyu ayudarme, es muy hombre pa otras cosas pero para esto no, jaja. Pero como que habéis salido así? es que yo no puedo sacar esto, no soy enfermera, en mi carrera no enseñan de esto. Nada, si yo lo he visto hacer mil veces pero me faltan manos, entre las dos lo hacemos, niña.

Finalmente quedamos que se lo sacaba a título de prima o hermana, y no de farmacéutica (que tampoco soy todavía, pero la bata blanca da mucha credibilidad). Entró a la rebotica y prácticamente se las quitó ella. Es que son de bebé, mira que finitas que ni sangre sale. Era verdad. Una vez puestas las tiritas de rigor salimos a la calle.

Pero como habéis salido así? Es que veras, a la Isabel le entró un apretón mientras el médico le daba el alta, y el médico decía dónde esta la Isabel, y yo decía, en el excusado, jajaja, que cosas nos pasan, y con la tontería nos fuimos y no la vio la enfermera.

Y me lo creí. Debo de ser la única, porque todo el mundo al que se lo he contado me ha dicho que estos se fugaron y que soy cómplice, y pénsandolo mejor, es lo más posible que pasara.