lunes, enero 24, 2005

Cómo estudian las pajeras...

Una cosa que siempre está bien de hacer antes de un exámen (no se por qué en enero el tema exámenes suele estar muy de moda), es leer un cómic. Si has estudiado mucho, va bien para desconectar, y si no has estudiado en absoluto, sirve para pasar esos últimos momentos de histéria mezclada con mala conciencia con un poco de estabilidad. Supongo que tampoco estoy contando nada muy original. Pero eso si, no hagan como yo, porque estas tácticas son muy tristes y ya somos todos muy mayorcitos.

El otro día en la biblioteca (“estudiando“, jajajja) pillé uno que me hizo partir de risa, El destino de Mónica, de Claire Bretécher. Yo leí un ejemplar traducido al catalán, que es el que tenían allí, pero pongo la portada del original en francés porque YO sé francés, y así aprovecho para tirarme el rollo y decir que leo sin dificultad cómics gabachos en versión original y blablabla.

Cuenta la alocada historia de una actriz de segundas, Linda Lamar, obsesionada por tener un hijo con su amante y mánager, hasta que, al lograrlo, descubre que el embarazo le impedirà realizar el que será el mejor papel de su vida. Negándose a renunciar a ninguno de sus sueños, consigue que le transplanten su embrión a la señora de la limpieza en El centro de transferencia fetal Karol Wojtyla. A partir de ahí, empiezan a torcerse de verdad las cosas. La señora de la limpieza ante el regreso inesperado de su esposo (que ha sufrido un accidente laboral), se hace extirpar y congelar el embrión para no tener líos. Linda, al enterarse, va corriendo a recuperar lo que es suyo, pero el panorama en el centro de transferencia no podía ser más caótico. El pro-hijo de Linda se ha perdido en un bidón de embriones de supervacas transgénicas, y termina siendo robado por la hermana de un granjero que quiere prosperar en la cría de ganado, y lo implanta en una de sus vacas, pensando que es un superternerito. A Linda le dan el cambiazo con el embrión experimental de un científico loco que trabaja en el sótano para crear un ser genéticamente malvado (“un pequeño Nerón, un pequeño Hitler, o un pequeño Stalin“), pero lo vuelve a guardar para poder trabajar en la película.

Mientras Linda sigue con su trabajo, el verdadero fruto de sus entrañas crece en el vientre de una vaca llamada Sue-Ellen. El momento del nacimiento, es a mi entender el mejor de toda la historia, y como quería pegarlo, por eso he contado todo el rollo.



Supongo que se entiende, pero por si acaso traduzco mas o menos: “Parece que te falta un tornillo esta mañana!” “Si padre” “Es una niña” “Cabrón hijo de puta degenerado” “A qué viene esto padre?” “lo sabes de sobras pervertido” “has vuelto a levantarte con el pie izquierdo?”.

El final es bastante bestia y surrealista, pero eso mejor lo dejo por si alguien lo quiere leer. Yo me voy a leer un co... A estudiar digo.

4 comentarios:

absence dijo...

leer un tebeo tras estudiar es muy muy sano. Yo tenía cierta querencia por el capitán américa. Feliz regreso a la blogosfera japijipi.

Alex Werden dijo...

A ver si ahora que tiene unas pequeñas vacaciones la vemos postear más, que ya creía que estaba ante un blog fantasma de esos que te topas navegando por aguas virtuales olvidadas.

y otra vez avise en cuanto le de vidilla al blog! que me he enterado de su retorno de pura casualidad en una ronda bloggera un poco más extensa (y nostálgica) de lo habitual.

Happy Outcast dijo...

Lamento tardar siempre tanto en todo.

Absence, si que es sano. Lástima que el examen en cuestión lo suspendí al final.

Werden, ya le avisaré, pero ya sabe ud lo aholgado de mi periodicidad bloggera...

Anónimo dijo...

Pues mi novia y yo nos comimos en la biblioteca. Yo creo que por eso no he acabado la tesis.