jueves, abril 29, 2010

Los palitos Totoro

Los palitos Totoro
Los palitos Totoro,
originally uploaded by Happy Outcast.
La independencia suele saber a fast food, a comida congelada o guarrerías por el estilo, llegando a puntos normalmente cercanos al aburrimiento o incluso las náuseas. Son cosas que tiene la juventud, un estómago en buen estado y una gran cantidad de pelis por ver. Pero tras dos meses, puedo decir, no sin soltar antes una enorme sonrisa de orgullo, que mi (nuestra) emancipación, está siendo alimentariamente bastante saludable. Verduras, legumbres, ensaladas... y pizzas y raviolis, por descontado, acercándonos tanto a la dieta mediterránea, que da gusto darse cuénta de lo anecdóticos que pueden ser unos noodles al más puro estilo Dr. Slump, una cena de emergencia un dia que regresas a tu casa con dolor de garganta y ni la más remota intención de cocinar.

La escusa ideal para estrenar los palitos de Totoro, que con tanto amor trajeron I. y J.F. directamente de Japón. Si es que no hay nada como tener amigos que saben lo que mola, y saber lo que mola una misma.

:)

miércoles, abril 14, 2010

El Bar Tokio Hotel

El Bar Tokio Hotel
El Bar Tokio Hotel,
originally uploaded by Happy Outcast.
Madrid es una ciudad repleta de maravillas. La mayoría de ellas, por suerte, son conocidas por el grueso de la población y por lo tanto puedo ahorrarme el describirlas. No obstante, para muchos es desconocido el Maravilloso y Grandioso Bar Tokio Hotel. No tiene este nombre, no, pero tu temática hace incuestionable esta denominación.

El descubrimiento fue casual, durante un fin de semana de turismo en La Capital, una mañana de domingo de las de curiosear tiendas de comics y demás frikadas. Normalmente no solemos frecuentar bares en ninguna latitud, porque huelen a tabaco, y mucho menos los que tienen aspecto "clásico", cuando clásico es sinónimo de "barucho con jamones colgando encima de la barra y regentado por un señor mayor que mira mal y viste como en Cuéntame". Pero a veces se hacen excepciones, sobretodo las veces en que alguien ha bebido demasiada agua del grifo madrileño (no saben el tesoro que tienen en sus cañerías, de verdad). Así que entramos, el Chico de los rizos y yo (mas bien diría que yo entré arrastrándo al Chico de los rizos) al curioso recinto, que prometía ser solamente un bar clásico, para descubrir que TODOS los cuadros eran de Tokio Hotel. Y eran bastantes, por todas las paredes. No se puede describir mucho más la experiencia, porque hay que vivirlo.

Un cortado rápido, un pis, y a la calle, pero no sin habernos llevado prueba gráfica del asunto (un robado a toda regla, el señor no nos quitaba ojo de encima), no fuera nadie a dudar de tamaña maravilla.