miércoles, noviembre 24, 2010

Función Renal

Según los estudios, un 20% de población de más de 65 años tiene la función renal alterada. No hablamos de insuficiencia ni enfermedad sintomática, si no de un ligero descenso en la capacidad del riñón para trabajar. Que nos hacemos viejos y se estropea la maquinaria. La mayoría de los fármacos se eliminan por via renal y ya se pueden suponer ustedes lo que pasa: acumulación.


El equilibrio de los niveles en sangre y tejidos de los fármacos depende de muchos factores, pero su eliminación es totalmente relevante. Cuándo esta está comprometida, hay que bajar la entrada, es decir, la dosis o posologia administrada, para conseguir los mismos niveles terapéuticos de la medicación sin intoxicar a los abuelos, que ya tienen bastantes problemas. Y aquí empiezan mis deberes, el trabajo de investigación que me han asignado durante mis prácticas tuteladas en la universidad (aparte de trabajar en la propia farmácia, llevar una vida de ciudadano normal y otras cien mil tareas académicas más: una memoria, unos ejercicios prácticos, un trabajo de educación al ciudadano…).

Hay que coger a unos ancianos de la edad adecuada, que no estén embarazados (punto importante mencionado en los criterios de exclusión), sin amputaciones y polimedicados. Se les cuenta el rollo mencionado y si, con suerte, no tienen prisa para recoger a sus nietos al cole o ir a hacer la compra (la gente mayor compra casi a diario para no tener que llevar tanto peso a la vez), que siempre pensamos que los jubilados no tienen nada que hacer, los sentamos en una silla frente a una mesita. Les damos el consentimiento informado para que nos lo firmen, la ley de protección de datos hay que respetarla siempre. Si no se han enfadado por firmar un papel que les parece una cojonada, procedemos.

En la entrevista les preguntamos por sus enfermedades diagnosticadas, anotamos toda su medicación, cómo la toman y a qué horas, qué medico tienen, a qué ambulatorio van, y su telefono de contacto. Luego les medimos la presión, peso y talla. Después les pinchamos un dedo para ver, tira reactiva y Reflotrón mediante, la creatinina en sangre. Y al final siempre les damos las gracias, para que se sientan importantes, que lo son.

El estudio posterior, a realizar en casa o la biblioteca, empieza calculando, a partir de edad, peso, talla y nivel de creatinina, cómo está la función renal, en una calculadora mágica de la asociación de nefrología española, que menos mal que existe y nos da los datos directamente. Se busca qué medicamentos de los que toma el paciente necesitan un ajuste en caso de alteraciones renales. Si el aclaramiento plasmático (o capacidad del riñón para filtrar) da por encima de un valor, guai, si da por debajo, putada. De momento todos me han salido guai.

Si saliera putada, que el señor o señora tuviera problemas (me gustaria hacer un grupo de facebook llamado “Señoras que tienen alteración renal y no les monitorizan su medicación” pero sería un chiste demasiado privado), entonces empieza el trabajo House: se miran con detenimiento los fármacos que precisan ajuste en estos casos y, a partir de tablas que suele haber en las fichas técnicas de los principios activos, se comprueba que la cantidad que está tomando el paciente es adecuada a sus valores. Si salta alguna alarma, si encontramos alguien con overdose, mi tutora tendrá que llamar al médico y decirle que está haciendo mal su trabajo y que los farmáceuticos valemos más de lo que todo el mundo se cree.

De hecho todo esto consiste en esto, demostrar que los farmacéuticos valemos mucho, somos muy listos y que nos podemos encargar de cosas más importantes que vender la píldora del día después. Porque cuando toda la mano de obra gratuita que está haciendo este mismo trabajo (todos los estudiantes de farmácia de mi zona que están con las prácticas ahora mismo) terminemos de hacer el trabajo sucio, mi tutora de la universidad podrá presentar el estudio y pedir que esto se haga de rutina en las farmácias, y no como prueba piloto que es ahora. Y que encima nos pague la administración pública por el importante servicio que prestaremos, en lugar de presentar un proyecto de incorporación de más farmacéuticos en los ambulatorios, para asesorar correctamente sobre el medicamento a los médicos y que ellos mismos hagan estos controles, ya que tienen las analíticas de los ancianos y toda su medicación en el historial.

Y lo cuento aquí porque mi tutora no lo lee, y porque si lo pongo explicado bien molón me siento un poco importante con toda esta historia que me roba el tiempo que dedicaría gustosa a ver Fringe. Importante como se siente mi tutora, que es una señora que le gusta mucho hablar y no le debe de hacer ni puto caso nadie, porque el día que nos reunimos no para ni para respirar, sus cinco minutos de gloria se convierten en su par de horas de gloria. Y sobretodo, aparte de más importante, menos estúpida por estar pegándome la currada del siglo y de gratis, sólo a cambio de un miserable aprovado en mi expediente, el que me separa de poder hacer la Atención Farmacéutica a mi manera, el que me queda para poder dignificar mi profesión cómo a mi me parezca y, de pasada, tratar de que sea todo rentable sin meter a la madre patria de por medio, que ya bastante déficit hay en sanidad para andar presentando proyectos chorras.