jueves, septiembre 09, 2004

De vuelta a la calma

(este post pertenece a ayer, pero con la historia de que blogger no funcionaba creo que no llegó a colgarse, vamos a ver si ahora...)

Bueeeeno, ya me sosegué, respiré hondo, dormí, me arrepentí del post anterior y se me pasó un poco la crisis. Iba a borrarlo, pero sería hacer trampas, y eso no se hace. Supongo que mejor se quede ahí para ver que en determinados momentos, no hay para tanto, o si, pero luego ya se olvida y el mundo pocas veces se termina de verdad.

Lo que se terminó fue la Festa Major de mi pueblo, que era este finde pasado. Es lo que me gusta más, que se termine. Pero no porque le tenga especial odio ni nada, pero es que cuando se termina tiran los fuegos artificiales y es lo único que me gusta de verdad de las fiestas. El resto, me deja bastante indiferente. La gente suele emocionarse mucho, van por la calle, se arreglan, pasean, están contentos sin saber porqué y quedan con muchos amigos... Y bueno, dejando de lado la opción de ir a pillar la taja del año en les barraques (o tenderetes que venden alcohol para abastecer a la población kumbiguai de la zona en un acto de buenrollismo, lleno de tios guarros en el sentido higiénico de la palabra, que hacen malabares y tocan los bongos, con banda sonora de rock català o el grupo local de cantautores independentistas, todos tan sumamente emporrados que no sirven ni para darles un repasito rapidito), que es lo que hace la gente que conozco que van a la fiesta, pues no encuentro actividades que me llamen la atención. Los conciertos “destacables”, o son de gente que no conozco y que aunque podrían estar bien, los desecho porque no me apetece arriesgarme a tragar basura, o directamente que no me van a molar (cuando estaba de moda nos trajeron a Rosa de España, este año tuvimos a Ana Belén y Víctor Manuel...). Luego están los talleres para críos, pero me da vergüenza apuntarme porque igual supero en edad hasta a los monitores. Los bailes, las sardanas, los chachachás, las danzas del mundo... Pues ahí me da vergüenza apuntarme porque me superan en edad hasta las hijas que acompañan a los octogenarios asistentes. Y las actividades deportivas, en fin, paso totalmente, ya trabajos tengo tras dos meses de no-asistencia en el gimnasio para seguir a la monitora pegando cuatro saltitos de nada, me voy a ir a recorrer media ciudad en la Carrera de la fiesta mayor, abofeteada por el sol, empujada y pisada por unas cuantas marujas en chándal que van como haciendo marcha y atropellada por docenas de medioadolescentes sudorosos, para encima toparme con el imbécil de mi tío Juaneles, el banquero snob, con su panda de amigos del footing que no se perdería por naaaada del muuuundo el evento healthy de la fiesta local.

Vamos, si lo pienso bien, una putamierda la Festa Major. Así que me queda el Castell de Focs (que mal suena dicho en castellano, Castillo de fuegos), que es una cosita rápida, un poco espectacular, bonita, que puedo ver con tranquilidad, sin moverme de mi gruta pajera. Desde mi ventana se ve la mar de bien, intenté sacar un par de fotos pero bueno, ganan mucho en directo, ehem.



Podría contar también que ayer hice un examen de bioquímica, pero como me fue de puta pena tampoco hay mucho que decir, solo eso, que lo hice y que catearé, pero que teniendo en cuenta como ha ido el mes de agosto, ni es sorprendente ni decepcionante, un poco triste nomás. Sobretodo cuando la profe, al entregárselo, me dice “anda, pero tu por aquí? Si pensaba que te había aprobado JAJAJAJAJA”. Maldita sea.

Al final del día, vamos, por la noche, asistí a una cena-celebración-de-cumpleaños, del novio de mi bestfriend, la bella Airún. En principio iba secretamente en plan refunfuñón, secretamente porque en consideración hacia ella no quería que se me notara, y refunfuñón, porque es que su novio la verdad, no es mal chaval, pero un poco sabiondillo si, y a veces ha llegado a soltarme alguna que apunto he estado de odiarle, y eso de irme de cenorrio con su grupito de amigos, además músicos todos... Aishhhh! Preferiría irme a cenar con mi amiga, las dos solas. Pero al final no hubo para tanto. Estaba en una esquina de la mesa, con ella al lado haciéndome compañía (menos en los ratos que al novio le daba por sobarla), y delante un chaval que estaba un poco ido. Me llamó friki, pero no porque yo le contase nada sobre mi colección de panfletos de la fiesta del jamón, si no porque dije que no me gustaban las bebidas con gas y que no creo que sea nada imprescindible como para tener que acostumbrarme a ellas a estas alturas. Decía tan elevado número de chorradas por minuto que Airún y yo terminamos por coger la risa tonta, y al final me lo pasé bien y todo. El resto de la panda, me ignoraron bastante, pues se conocían ya todos y la distribución de la mesa lo propiciaba, pero tampoco me moría por intervenir en las conversas privadas que se llevaban, menos cuando les dio por hablar de Calvin y Hobbes y de Mafalda, pero al ver que zanjaban el tema con un “jiji como mola Susanita, tan repipi y chinchona, y qué guai Manolito tan cabezota”, saqué mi cámara y me refugié en la fotografía. Aquí pueden obtener una imagen de mí haciendo el mono, pueden photoshopear y pegar su propia foto encima, para hacerse una idea de cómo quedarían dando la nota en un restaurante griego. La comida estaba tan buena que nos la comimos antes de poderla fotografiar y solo pude pillar este pedazo de pita que alguien abandonó. El resto de fotos son de gente morreándose, achuchándose o poniendo caras, pero no tengo permiso de los interesados, y tampoco lo voy a pedir, no le diera a nadie por pedir la dirección donde las colgase y viesen esta minicrónica.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es peor que Castillo de Fuegos. Es Castillo de Fuegos Artificiales. Como si la Naturaleza pudiera producir tal cosa.

Tones

Anónimo dijo...

es un poco feo lo areglaria