Lunes 10, día 5

Peli 17: Underwater Love

Japan Madnes total. Es un musical con coreografias absurdas y una historia de amor truncado: el enamorado de nuestra protagonista murió en el instituto. Años después reaparece bajo la forma de un Kappa, un ser humanoide con pico de ave y caparazón de tortuga al que le gusta comer pepino. El Kappa, que lleva un disfraz totalmente cutre, se dedica básicamente a boicotear la futura boda de nuestra chica, que no sabe del todo qué hacer, pues realmente amaba al Kappa. Con escenas pornográficas totalmente idas de madre (la felación al Kappa por parte de una joven lozana no tiene precio, o la perla anal que deberá meterse la chica para salvarse de la muerte (¿!)) y momentos tiernos e infantilones (el Kappa anda dando saltitos y gritando “Oi! Oi! Oi!”) tiene mi admiración total.

Peli 18: The Sorcerer and the White Snake

Uuuufff, un rollazo. Una superproducción china, que tiene famosos, Jet Li, tollinas bien dadas, mucho digital, secundarios graciosos (un ratón 3D no especialmente realista pero entrañable) y que sin embargo no lo peta para nada. Es decir, si que está bien, escenarios bonitos, colorido, pero el 3D canta muchisimo y le faltan hostias, para acabar con un final interminable y ñoño que nos hace olvidar lo entretenidos que podíamos haber estado en la parte inicial del film. Prescindible de todas todas.

Peli 19: Ozamu Tezuka’s Budha: The great deperture

Un anime sobre la vida de Budha relatada a la vez que la de un chaval nacido en la casta pobre que, mintiendo y luchando en el ejercito logra llegar a lo más alto. Para terminar palmando una vez le descubren. Para quién no es muy de saberse nombres, es del señor de Astroboy, y aunque tenía cosas simpáticas, no era gran cosa. Para pasar el rato.

Peli 20: The Turin Horse

En un blanco y negro impecable, con unos planos secuencia interminables, épicos, desgarradores, esta película del húngaro Bela Tarr me dejó sin habla y casi sin respiración. Día a día, vemos la deconstrucción del mundo, de un mundo rural que se nos presenta totalmente básico ya de por sí, un padre y una hija encerrados en una casa en medio del campo, en medio de un huracán. Y el tedio de la rutina diaria como estrella principal, por encima de los personajes, por encima del caballo, un caballo enfermo al que vemos perder fuerzas día tras día, un caballo que a mi entender representa el alma humana, la chispa que nos puede hacer capaces de saltar fuera de la rutina, esa energia que se vé a menudo mermada por el peso del acomodamiento. Un día a día en el que no hay lugar para darse los buenos días, para charlar. Un día a día ahogado en el silencio de los que ya no tienen nada que decir, de los esperan al día siguiente solamente para ver que es igual a los que lo han precedido. Y eso me da mucho más miedo que cien huracanes.